miércoles, 11 de febrero de 2009

La decisión final

Entre muchas deliberaciones acerca de qué experiencia iba a escribir y de la presión mediática de algunos lectores (que se agradece, por cierto) he decidido que voy a escribir una fantasía. Lo siento, pero no puedo elegir a quién relatar antes.

Hay veces que me imagino que cuando voy a bajar a mi trastero y estoy sola, hay un desconocido. Me motiva mucho la idea de tirarme a alguien que no conozco de nada. Y que se queda en eso, un polvazo con nadie. Me encantaría que apareciese de repente, me agarrase del brazo y me empujara contra él. Yo llevaría un vestido de tirantes y me lo arrancaría con tal fuerza que se romperían. Me pondría contra la pared y empezaría a comerme el cuello mientras me sujeta de las muñecas. Me pondría tan cachonda que las piernas empezarían a temblarme. Me abrazaría a su cuello mientras nos besamos y él me cogería en brazos. Seguiría besándome por diferentes sitios (mejillas, cuello, hombros,...) mientras le quito la camisa. Me desabrocharía el sujetador y volvería a ponerme en el suelo. Mientras me lame los pechos, me quitaría el tanga. Juguetearía con mis pezones a la vez que me acaricia el clítoris. Y me penetraría con sus dedos. En ese momento sentiría que floto. Y mi chip salvaje se activaría. No podría resistirme a tirarme a su cuello, y menos a quitarle los pantalones mientras lo hago. Me arrodillaría ante él y mis manos empezarían a juguetear con su pene. Le acariciaría un poco por fuera y luego se la sacaría. Le masturbaría mientras mi lengua juega con su punta. Empezaría a lamerle por debajo e iría subiendo poco a poco. Cuando ya estuviese toda bien húmeda, me la metería en la boca y comenzaría a chupar, despacio, con delicadeza. Después de un rato, empezaría a subir lamiendo su pecho. Llegaría a su cuello, le besaría. Él me pondría contra la pared y empezaría a penetrarme. Sus manos se entrelazarían con las mías y por cada penetración profunda me las apretaría. Que gozada, por dios. Se tumbaría en el suelo y yo me pondría encima. Comenzaría a cabalgarle. Me agarraría de la cintura y me movería al compás que él quisiera, pero una vez cogido el ritmo, le apartaría sus manos, las mías se apoyarían sobre su pecho, y dejaría que yo hiciese todo el trabajo. Mientras, me acariciaría los pechos y jugaría con mis pezones. Cambiaríamos de postura, poniendome esta vez yo debajo. Una pierna se apoyaría sobre su hombro mientras él me folla intensamente. Entre gemidos, arañazos, besos y mordiscos, llegaríamos al éxtasis, al climax. Se vestiría y se iría sin decir nada, dejándome sola, semidesnuda y sudorosa en el suelo.

2 comentarios:

  1. vivan los extraños

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  2. no estaria mal q nos pasara a tod@s algo asi, sin preocupaciones, solo disfrutar...

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