miércoles, 29 de abril de 2009

Onanismo, que gran invento!

Últimamente, y cada vez con más frecuencia, tengo una sensación bastante conocida. A pesar de que creía que solo me pasaba cuando estaba con otra persona en disposición de mantener relaciones, lo que se suele llamar tensión sexual, ahora me pasa solo con echarle un poco de imaginación. Y es que es un pecado llevar casi 5 meses sin sexo del bueno. El caso es que, apenas me pongo a pensar en algunas personas ya noto dicha sensación, que podría describirse como: el comienzo de un suave cosquilleo a la altura de la pelvis, el calentamiento de mi zona sexual y una gran necesidad de tener roce, aunque sea mínimo. Suele pasarme cuando estoy en instituto, pues estar rodeada de chicos atractivamente sexuales no ayuda, pero la última vez que me ha pasado ha sido esta mediodía, cuando iba a subirme a casa de vuelta de clase. Lo primero que he tenido que hacer ha sido subirme a mi cuarto. Mi zona estaba bastante humedecida y, obviamente, lo he aprovechado. Solo basta penetrarme con un dedo y frotar por dentro un poco para que mis ganas aumenten. Con una mano aferrada a la almohada y mordiendo un cojín sigo frotando, y cada vez con más frecuencia, pero mi sed sexual crece, y cada vez de forma menos controlada. Necesito más, lo se, pero aun así intento pensar que solo con eso me ha de bastar. Lo que siento es una sensación de vacío. El tamaño de un dedo no es comparable con el de un pene. Eso solo sirve para apaños en momentos de necesidad, pero no en estos momentos, que apenas me imagino botando encima de alguien y ya estoy con ganas de juerga. Espero que esta racha cambie pronto.
Mi habitual forma de practicar este deporte no es, pues, solo con un dedo. Mantengo una especie de ritual con mi cuerpo, bastante monótono, la verdad. Para empezar, sintonizo algún canal donde retransmitan películas porno. Comienzo solo viéndolo, y acaricio mis pechos suavemente. Tras esto, suele aparecer alguna imagen que me guste, que suele ser cuando el tío le da placer a la chica. Y es entonces cuando, notándome yo mas receptiva, comienzo a palpar mi zona. Acaricio suavemente el clítoris. Primero simplemente tocándolo un poco, luego ya comienzo con unos movimientos circulares. A medida que la escena de la película me vaya gustando más, yo voy más rápido, pero si me parece poco interesante, sigo con un ritmo calmado. Al llegar a una parte del polvo televisivo que me sea muy agradable, comienzo a ir todo lo rápido que pueda, y ello conlleva a uno de los más exquisitos placeres que he probado en mi vida. Tras una pelea con mi almohada (si, la muerdo prácticamente siempre, pero por no gemir) termina todo, con una maravillosa sensación de recalentamiento entre mis piernas. Después de esto, al tener mas humedecida la zona, es cuando me penetro con un dedo, que viene a ser la guinda final.
Esta noche terminaré lo comenzado a mediodía. =D

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.